La tarea del empresario es muy ardua. Mucho más de lo que la gente piensa. Lo mismo sucede con aquellos puestos de gestión o dirección. Parece que no hacen nada, pero al final tienen que tomar decisiones muy complejas y estar pendientes de muchas cosas al mismo tiempo.
La producción, la motivación del equipo, bienes amortizados, etc. Números y más números que hay que cuadrar para que el negocio salga adelante.
Pero además de los aspectos internos de la empresa, existen otros factores externos que pueden afectar a nuestra empresa. Nuevas leyes o apoyos institucionales, ¡o justo lo contrario!
Siempre hay cuestiones ajenas a nuestra dirección que no podremos controlar, aunque no por ello debamos de estar preparados para tomar una decisión en consecuencia. Continuar leyendo