Tras cuatro años de subidas de impuestos, las rentas de trabajo sentirán un alivio fiscal con la nueva reforma del IRPF. He aquí un pequeño resumen de la reforma:
- La reforma está diseñada para beneficiar a los contribuyentes con rentas bajas y medias. La reducción del IRPF para rentas inferiores a 24.000 euros será del 23,5%. Dichas rentas son las que soportan la mayoría de los ingresos del Estado y dicha mejora supondrá unos 30 euros al mes de media con los que el trabajador podrá contar para sus gastos. Variando según los tramos de renta de cada contribuyente.
- Quedarán fuera de esta reforma las rentas más altas, las que cobran más de 120.000 euros anuales. Pero en estos tramos apenas hay contribuyentes, quizá porque pueden diseñarse la remuneración. La reforma está diseñada para beneficiar a los contribuyentes con rentas bajas y medias, las más castigadas por la crisis.
- Otra medida es que a un total de 1,6 millones de contribuyentes no se les aplicará retención alguna. Son el 39% de los declarantes por IRPF y poseen rentas inferiores a 12.000 euros. Dejan de tributar, aunque la mayoría ya les daba negativa y se les devolvía toda la retención. En concreto, entre quienes tenían ingresos inferiores a 11.162 euros.
- La reforma introduce un fuerte aumento de los mínimos familiares, que reducen la base tributable, y tres nuevos impuestos negativos o beneficios sociales para familias numerosas (tres o más hijos o con dos hijos y uno discapacitado) y personas con discapacidad. Beneficiará a unas 750.000 unidades familiares.
- El inversor de a pie deberá incluir en la base liquidable del ahorro los dividendos que obtenga de sus acciones y que ahora están exentos hasta 1.500 euros. Por ejemplo, un contribuyente que reciba 1.000 euros de dividendos, tributará al 20%. Por tanto, aunque tenga bien ajustada la retención por IRPF, le saldrá positiva la declaración de la renta en 200 euros. Esto puede afectar a muchos declarantes.
Con esta medidas, el Gobierno pretende incrementar la liquidez de los trabajadores en 2015, impulsar el consumo, el crecimiento económico y el empleo pero a simple vista se perciben que tienen flecos. Las medidas a priori parecen positivas, un alivio impositivo tras años de subidas. Pero las retenciones que aplican las empresas sobre las nóminas no tienen por qué coincidir con el resultado de la declaración del año fiscal, que se realizará en 2016 tras las elecciones generales. Es decir, la retención se realiza aplicando la tarifa nacional del IRPF cuando la mitad corresponde a las CCAA. Y varias autonomías han anunciado que no aplicarán la rebaja del IRPF en ese 50% de la tarifa que les corresponde. Tampoco modificarán tramos y desgravaciones. Curioso es que sí bajan su parte del IRPF las CCAA que tienen elecciones en 2015. Resumiendo, esto significa que a varios millones de contribuyentes les saldrá una declaración a ingresar (positiva) en junio de 2016 en lugar de a devolver (negativa). Además esta reforma no compensa la subida del IRPF que se ha producido en la crisis ya que, por ejemplo, no se ha tenido en cuenta la evolución de los precios desde 2008 en la tarifa y las deducciones.
¿Son realmente positivas estas medidas? Lo son, pero no tanto como nos anuncian. Mi abuela decía: coge lo que te den y suspira por lo que quede. Seguiremos suspirando.